Me agarré a Cary de Amor Ciego:

Veía tele con unos amigos, de repente se acercó Cary, la del reality de Amor Ciego, y me besó. Le seguí el juego, aunque no tenía tantas ganas. De verdad. Sé que es linda y todo, pero yo no estaba animado. Mis amigos ni se dieron cuenta, hasta que llegó Edmundo y me tuvieron que defender de él. En todo caso, fue todo normal.

A pesar de que la luz de la tele era azul y alumbraba su cara, y a pesar de que cuando cerraba los ojos besaba con pasión, me aburría, porque era una pasión a medias. No era una gran besadora. Me la agarré y no soy del grupo de hombres que entraron al reality. Ellos juran que este estereotipo de belleza besa bien, pero se equivocan, pensaba. La situación me llegó aburrir. Era muy normal. Y fome.

Es que no habíamos tomado copete, ni bailado, ni conversado. Sólo le había oído un par de palabras, pero no me acuerdo cuáles. Deben haber sido tontas, como para no recordarlas. Ella sólo llegó y me plantó un beso. Ninguna previa le quitó monotonía a la situación.

En eso Edmundo salió de una habitación. Pasó por la puerta y me vio con Cary cuando estábamos en lo mejor. Cary ahora miraba para todos lados sin saber qué hacer. Edmundo se me acercó. Yo miré a mis amigos. Pensaron que estaba en peligro. Aunque yo me sentía confiado. Mucho, quizás. Es que Edmundo tenía cara de niño al que le acaban de quitar un dulce. Nada como para asustarse. Él, esquivando mi mirada, me empujó. Yo ni me inmuté. De hecho me dio risa. De verdad, nunca sentí miedo. Me dio risa su actitud pendeja. Y su cara de inmaduro.

Edmundo salió de la casa una vez que mis amigos lo putiaron y una vez que Cary se quedó ahí, sentada y aburrida de él. Pasaba eso mientras sonaba algo raro en la tele. Como de teléfono. O despertador, no sé. Como que sonaba el despertador que escucho todas las mañanas. Entonces entendí todo.

Vi nada más que un par de capítulos del reality. Nunca enganché con él. Cary tampoco me gusta. Pero ese día estaba recién despertándome y lo único que quería era contárselo a alguien. Después apagué el despertador y me fui a la ducha. A veces sale helada, pero me meto igual.