3 nov 2008

Después de que fuimos a Klaxons

Un freak de corbata conversa con alguien de nuestra mesa. “Es que me caes bien. Te encuentro simpático, buena onda”, le dice a un cuarentón casi cincuentón famoso en algunos bares por vender cedés piratas bien hechos. Tiene una polera de Led Zepelin, pelo largo, y está sentado junto a nosotros porque es amigo de un amigo de mi amigo y porque mi amigo me llevó a este antro en Avda. Brasil, un after a cuya dueña se le saluda cariñosamente como “hola señora Isabel”, para que atienda bien. Pero ese no es el punto. El punto es que el freak de corbata, una suerte de neo-nerd de treinta seco en inmobiliaria, parece estar chato de venir a carretear solo y quiere hacer vida social con gente para nada nerd, y por eso es neo-nerd: un barman del Baires, dos chanas vestidas de góticas, el vendedor de cedés, y el Quaker junto a mí, que después de ver a Klaxons, terminamos en ésta mesa rodeados de personajes dignos de aparecer en algún blog.

- Viejo, estamos en una movida con unas minas

- Insisto, es que eris super comunicativo, me casi bien. Puedo bajar música, pero no lo hago, porque me gusta comprarte cedés a ti.

- Es que están en el baño, vienen al tiro

- Pero ellas llegan y yo me voy

Silencio.

- Bueno ya, siéntate. Qué tanta hueá

Antes de que llegaran las falsas góticas del baño, con el Quaker ya habíamos comentado lo freak de todo, ido al Snack Bar de la Blondie, tomado un Vainilla Sawyer donde él trabajaba (trago inventado del Baires), hecho lobby para carrete a la salida del Caupolicán y bailado Dancepunk con la etiqueta de New Rave propia de Klaxons que tocaba en el escenario. Ahí empezamos, donde el ambiente era de lo más shuper: pitillos, converse, un guitarrista más histriónico y afeminado que Johnny Greenwood y nada de público. Pero ahi no terminó la noche. Sino acá.

- Sí, yo tengo un tatuaje abajo, en la espalda

El Quaker ríe por dentro y luego por fuera. Nos miramos y me acordé de una de sus teorías: a las minas que tienen tatuaje en la colita les gusta por el chico. Y una de las góticas, ahora también con problemas en la cara de vejez precoz, tenía uno. Antes había dicho que estudiaba cosmetología, que se arreglaba la cara, que le gustaba maquillar a actores de películas gore, y que por eso era más alternatia. Tal cual, “alternatia”.

El neo-nerd elogia al Quaker porque vive solo en un departamento, el barman del Baires me explica lo que entiende por amor, el cuarentón parece que se engurpe a una de las minas, la más fea, la que cuando ya no quedaba nada de copete estaba muy arriba de la pelota. Y se pone emo.

- Chiquillos, qué rico compartir en esta mesa. Pero me refiero al espacio, no el objeto, no sé si me entienden. ¿No encuentran que es como especial?¿Alguna mala onda?

Me mira. Había puesto una cara de “puta la mina jugosa”, y por eso lo de “alguna mala onda”. En eso el vendedor de cedés pirata me da una charla como si fuese su amigo. Le gusta repetir que hay que vivir la vida, que uno se puede morir mañana y que ama a su familia. Pienso: podría ser mi viejo. Es hora de irnos.

- Señora Isabel, ¿nos puede abrir la puerta?

Ya afuera es todo distinto. Hacemos la rutina: compramos completos para el bajón, tomamos un taxi y llegamos al departamento del Quaker. Ahí dormimos, lejos de ese mundo. Lejos de esa comedia de personajes. Cosas que sólo pudimos ver después de que fuimos a Klaxons.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hahaha, sácate una no-ficción!!!

Acabas de decir que crees que yo voy a cachar quiénes son en realidad todos estos seres nombrados en tu historia, pero la verdad es que yo no sé nada, que me cuesta asociar y que muchas veces prefiero hacerme la tonta con tal de comprarme un poquito de inocencia, che, porque con inocencia todo se hace más fácil, viste. Fácil y bonito.

A todo esto, yo conozco a varias con tatuajes "en la colita", y nunca se me había pasado por la cabeza idear tan interesante teoría. La cosa es que, digan lo que digan, uno nunca termina de aprender.

Uhm, ahora, por las dudas, tendré que consultar a la RAE en los próximos dos minutos sobre el verbo "aprender"; quizás con qué me voy a encontrar.

Leermaz dijo...

Y si, la noche más frik. Como las del infierno. Esa onda eran, bien locas y con muchas gárgolas dando vuelta. Demonios.

A todo esto, te adelantaste y escribiste mi teoría. Me la reservaba para un cuento más infernal. Digo, con ejemplos de por medio.

Te debo más de una cosa: plata, una prox salida y unas chelas en un bar universitario, de día, cuando hay sol.

Anónimo dijo...

Qué onda, en este blog están penando o algo así, porque ¿cómo es que aparecen comentando los muertos?

Hahaha, saludos.

Vomitos Crudos dijo...

y eso no es nada hijo, he tenido noches peores, como en exagero contigo, o la ultima salida del barman del Baires con el quaker al clandestino.